¿Cómo funcionaría la maquinita? Simple: un programa de radio, un blog y una persona sin escrúpulos. La manera más sencilla para hacerse millonario: “o me pagás o te difamo”.

Bien podría hacerse una línea paralela entre el cuento del gato con botas y el de este pseudo periodista sureño devenido en concepcionero: mentir a cambio del dinero de otros.
Desde hace muchos años esta persona sale al aire a través de distintas emisoras radiales locales, pasó por varias. En una época lo hizo desde Radio Franca, en otra desde La Ke Buena, luego en Folk (donde continúa). En ninguna de las emisoras de las que fue parte, habría terminado bien. Incluso, según pudo saber este medio a través de fuentes que prefieren el anonimato ante semejante especie, en una oportunidad recibió una grave denuncia penal por parte de una de las personas propietarias de una de las emisoras en las que supo trabajar. Aun así, este pseudo periodista continúa con la misma metodología: “si me pagas una pauta vas a ser la mejor persona, de lo contrario no. Total, después tenés que limpiarte vos”. Y el desfile de políticos no tiene final.
Para las personas que puedan escuchar este programa, la ecuación podría ser sencilla, si habla bien de alguien, pues podrían estar sucediendo dos cosas: a) le estarían pagando una jugosa pauta, o b) algo lo beneficia al hacerlo (de manera directa o indirecta). Para este personaje, ninguna puntada es sin hilo.
Contrariamente, si se empecina hablando mal de alguna figura pública podría estar sucediendo tres cosas: a) esa persona no le paga nada y está presionándola para que lo haga; b) su existencia no lo beneficia en lo absoluto o, c) la persona que le paga la pauta le está pidiendo que elimine públicamente a su “enemigo” circunstancial.
Más allá de los ribetes políticos de actualidad o a las “operaciones políticas” mediáticas a las cuales (parecería) decidió dedicarse el conductor del programa, ataca directamente a las personas en sí, incluso en su intimidad. No tiene miramiento alguno, ni tampoco información fundamentada. Alcanza con que algún oyente envíe un mensaje por la plataforma más conocida en el mundo de mensajería instantánea para que este señor lo “escupa” sin disimulo, sin reparo y, lo que es peor, sin corroborar absolutamente nada. También alcanza simplemente con un “porque se le antoja”.
También podría suceder que algún interés personal lo motive y decida “presionar” desde la voz al aire para que “vengan al pié” y callen sus palabras con jugosas pautas publicitarias. De esta manera se hizo de un sinfín de ingresos, una verdadera ganga: empleado en el casino, asesor del senado provincial, trabajo para sus familiares (todos y no son pocos), pautas de políticos o municipios, entre otras tantas cosas.
Lo paradójico de todo esto es que pretende mostrarse como una persona con principios éticos y morales. Pero bastaría con dar a conocer un poco de su historial para mostrar su verdadera cara. Este señor habría sido corrido del sur argentino por uso de “malas costumbres” y decidió radicarse en Concepción del Uruguay. Aquí instaló un local comercial que habría tenido que cerrar luego de un grave incidente (“que parezca un accidente”). Más tarde, como dijimos, se habría producido el problema con la parte propietaria de una emisora local, de la que habría surgido una denuncia grave en su contra. Mucho es el material disponible para narrar la nueva historia del “Gato con Botas” con todos los detalles. Ya seguiremos con el “gato con botas”.
