Pasados dos años y medio del mandato de las autoridades locales podemos hacer algunos análisis políticos pensando en lo que viene. Comienzan a mostrarse las estrategias locales de cara al 2023. ¿Se desploma Uruguay se Puede? o ¿solamente se trata de una decisión unilateral de Aldo Montañana?

Comenzaremos desde el espacio minoritario en cuanto a representatividad en actividad. Es el momento de Aldo Montañana, de “Uruguay se Puede”. ¿O ya es posible definirlo como ex de Uruguay se Puede?, veamos. El concejal que supo obtener la banca para representar una parte del vecinalismo concepcionero en las elecciones de 2019 (lista encabezada por Aníbal Steren), según parece decidió alejarse de su referente (Steren) y con ello tomar distancia del electorado que lo eligió para que ocupase ese lugar. Es que el empresario almacenero (por su trabajo cotidiano en lo privado) comenzó a jugar abiertamente, y no sólo políticamente, con el viceintendente local, transformándose así en el alfil del camaleón.

El presidente del Concejo Deliberante, quien llegó allí gracias al intendente Oliva, amagó algunas veces competir por la intendencia en elecciones pasadas pero siempre declinó a último momento. Síntesis: mostraba su nonato “valismo” pintando un par de remeras verdes con su inexistente agrupación (conformada por cooperativistas puestos por él), pero se bajaba una y otra vez, después de arreglar su lugar. Lo que en política se llama “vender el paquete”. Pero ya nos extenderemos en otra oportunidad.

La alianza entre ambos ya se muestra sin incomodidad alguna, todo lo contrario. Se los ve muy cómodos casi diariamente en charlas o reuniones en la oficina del cuarto piso del palacio municipal, ideando estrategias para complicar y perjudicar la gestión del frentetodista Oliva, intendente fuertemente alineado con el gobierno nacional, provincial y bajo la conducción de José Lauritto.

Ejemplos sobran, y uno de ellos es la última reunión de la Liga de viceintendentes a la que debía concurrir sólo el viceintendente (una curiosidad: Oliva fue uno de los fundadores de esta Liga cuando era vice de José Lauritto), pero Aldo Montañana apareció allí, siendo concejal y no viceintendente. Es que no pudo negarse a la tentación y aceptó el convite del desbocado funcionario. Quienes los vieron llegar juntos, aseguran que  su nuevo referente lo llevaba de la mano y lo presentaba como propio. Es que Aldo Montañana no deja de obedecer a los mandatos que le exige su nuevo conductor, sin importarle que su electorado lo votó justamente para que haga todo lo contrario.

Otra de las perlitas del empresario almacenero, es su extrema cercanía con la díscola concejal de “Juntos por el Cambio”, Evelyn Viganoni. Denominada así por sus pares de bloque, porque según ellos sólo responde a Hein (ex intendente de Basavilbaso) y a sus propios y desmedidos intereses. De hecho, se los vio recorrer algunas tiendas de ropa juntos (a Montañana y a Viganoni), o un sector del barrio San Isidro, siendo que pertenecen a distintos bloques. Estos hechos son fácilmente demostrables en sus activas redes sociales.

Resumiendo: Montañana parecería haber decidido separarse del espacio que le permitió llegar a ser concejal, al igual que Viganoni y Vales. Definitivamente, dios los cría y el viento los amontona.